Octre óti de en l a prevenci ón de res angr ado de v árices es ofágic as - D. A lfaro S. et al.
Medicina Basada en la evidencia en Gastroenterología
252
relación costo-efectividad razonablemente mejor. Sin
embargo, se debe tener en consideración, como se
mencionó previamente, que los tamaños muestrales no
fueron definidos a priori con una potencia establecida,
por lo que posiblemente sean demasiado pequeños
para detectar una eventual diferencia. Por lo tanto, se
reduce de manera importante la posibilidad de poder
extraer conclusiones definitivas de dichos resultados.
Además, si bien no hay diferencias significativas en la
tasa de pacientes que requirió transfusión sanguínea,
se desconoce el número de unidades de glóbulos rojos
utilizadas en promedio por paciente transfundido
en cada grupo. Esta información corresponde a una
aproximación a la cuantía de los resangrados que se
presentaron en cada grupo, que podría haber aportado
a establecer diferencias entre ambos.
Por otro lado, el estudio describe una diferencia
significativa en la recurrencia de hemorragia según el
tipo de terapia endoscópica (Tabla 3). Sin embargo, no
se describe la distribución de pacientes para cada tipo
de terapia dentro de los grupos, poniendo en entredicho
la efectiva similitud de éstos. De todos modos,
es importante recalcar que esta información obtenida
carece de significancia estadística, ya que, al igual que
con los resultados primarios y secundarios, no existió
un diseño adecuado que permita detectar diferencias
entre ambos grupos.
Por último, no se hace referencia a los efectos
adversos que pudiesen existir con cada uno de estos
esquemas de tratamiento.
Relevancia de los datos y Aplicabilidad
La pregunta que el estudio intenta responder
resulta relevante para los sujetos afectados por esta
condición, ya que, como se mencionó previamente, el
resangrado variceal es una complicación prevalente
y con tasas de mortalidad que pueden ser mayores
de 70%2,3. Por lo tanto, es fundamental poder generar
consenso en relación a esquemas de tratamiento efectivos
para la prevención de esta complicación.
De igual manera, esta pregunta resulta atingente a
la realidad otras poblaciones y en particular a la chilena,
ya que la cirrosis corresponde a la tercera causa
específica de muerte9. Si bien el estudio fue realizado
en un solo grupo étnico en un único centro de la India,
los resultados podrían ser extrapolables, dado que
la gran mayoría de los pacientes tiene como causa
subyacente la cirrosis, que tiene una fisiopatología
conservada entre los distintos pacientes, independiente
de la etiología inicial. No obstante, el principal reparo
con la aplicabilidad viene dado por las limitaciones
metodológicas previamente descritas, que comprometen
tanto la validez interna como la externa.
Conclusión
Este estudio pretende comparar la eficacia de dos
esquemas de infusión de octreótide como adyuvante
para terapias endoscópicas, en la prevención de recurrencia
de hemorragia variceal esofágica. Debido a
serias limitaciones metodológicas, no es posible modificar
las conductas de tratamiento actualmente utilizadas
a partir de la evidencia presentada en este estudio.
Esta investigación representa una aproximación a un
tema relevante, cumpliendo la función de plantear la
interrogante y dar pie a la discusión. Sin embargo,
para poder responder la pregunta clínica planteada
y establecer conductas que sean generalizadamente
aceptadas, se necesitan nuevos estudios, con metodologías
más rigurosas y muestras más representativas.
Referencias
1.- Sudhagar R, Sheik MA, Sarath CS,
Chandrasekharan PL, Kottyen TH.
Comparison of 2 days versus 5 days of
octreotide infusion along with endoscopic
therapy in preventing early rebleed from
esophageal varices: a randomized clinical
study. Eur J Gastroenterol Hepatol 2015;
27; 386: 92.
2.- Cárdenas A, Fernández-Simon A,
Escorcell A. Endoscopic band ligation
and esophageal stents for acute variceal
bleeding. Clin Liver Dis 2014; 18:
793-808.
3.- D’Amico G, De Franchis R. Upper
digestive bleeding in cirrhosis. Posttherapeutic
outcome and prognostic
indicators. Hepatology 2003; 38:
599-612.
4.- Dite P, Labrecque D, Fried M, Gangl A,
Kahn AG, Bjorkman D, et al. Esopagheal
varices. World Gastroenterology
Organisation Practice Guidelines:
January. 2014.
5.- De Franchis R. Revising consensus in
portal hypertension: report of the Baveno
V consensus workshop on methodology
of diagnosis and therapy in portal
hypertension. J Hepatol 2010; 53:
762-8.
6.- Tripathi D, Stanley AJ, Hayes PC,
Patch D, Millson C, Mehrzad H, et al.
UK guidelines on the management
of variceal haemorrhage in cirrhotic
patients. Gut 2015; 64: 1680-704.
7.- Corley DA, Cello JP, Adkisson W,
Ko W-F, Kerlikowske K. Octreotide for
acute esophageal variceal bleeding: a
meta-analysis. Gastroenterology 2001;
120: 946-54.
8.- Newcombe RG. Towards a reduction in
publication bias. BMJ 1987; 295: 656-9.
9.- Departamento de Estadísticas e
Información de Salud. Indicadores
Básicos de Salud Chile 2013. Ministerio
de Salud, Gobierno de Chile. 2013.
Gastroenterol. latinoam 2017; Vol 28, Nº 4: 249-252