Gastroenterología y algo más…
Una his toria que c ontar - R. Sáenz F.
Figura 2. Dr. Pedro Llorens,
gestor y creador de la revista Gastroenterología
Latinoamericana.
La Sra. María Cristina Illanes tenía gran experiencia
como editora de revistas científicas y nos pareció
un excelente aporte, ya que no solo conocía esta
parte del trabajo, sino además, el manejar en forma
correcta los aportes de la industria en avisaje, lo que
permitía su financiamiento. Ella nos ha acompañado
en esta aventura exitosa durante todos estos años en
Editorial IKU.
Teníamos entonces dos números anuales, lo que
nos daba un cierto tono en nuestra Sociedad, pero no
era suficiente, había que ir creciendo a tres, cuatro y
ojalá seis números anuales, tarea que sabemos no es
fácil y aún pendiente.
Aparecen además, las asociaciones temáticas como
la Asociación Chilena de Endoscopia Digestiva, Asociación
Chilena de Hepatología, y con posterioridad
sucesivamente, páncreas, neurofisiología y enfermedades
inflamatorias. Quizás cada una de ellas, podría
hacer el esfuerzo de un número temático especial, al
año. Una idea al viento.
Una discusión interesante fue si hacerlo a una o
dos columnas. Parecía más homogéneo en plan libro,
pero las revistas habían migrado a dos columnas, lo
que parecía cansar menos al lector. Se cambió a dos
columnas con el paso del tiempo. Resumen en inglés,
fue una obligación para ser citados. El tamaño de
la letra y el estilo también se asimilaron a lo de las
“grandes”.
El profesor Kyoichi Nakamura de Japón, reconocido
patólogo de fama mundial, colaborador incansable
de la idea de la revista, quien visitaba anualmente
nuestro país y recibía becarios de la Agencia de Cooperación
Internacional del Japón (JICA) en su centro,
les exigía a los becarios una publicación al término
de su período de entrenamiento. Nos proveía regularmente
de material de calidad, a menudo de la esfera
de la endoscopia, cirugía digestiva y por supuesto de
la patología. Es por esta razón que ha estado presente
en el comité editorial desde el comienzo. Es hoy
Editor honorario junto con el Dr. Pedro Llorens, su
fundador.
Nuestro primer número vio la luz, no sin inconvenientes,
en el Congreso de Pucón hace casi 30 años
(estamos en el Volumen 29), (siendo Presidente de la
Sociedad el Dr. Hernán Iturriaga Ruiz. No nos tenían
mucha fe, ya que se dijo en el Directorio, ojalá puedan
sacar el próximo número.
Afortunadamente desde esa edición han transcurrido
29 volúmenes. Un esfuerzo de muchos, que se
fraguó en el seno de nuestra Sociedad hace 30 años.
Las normas editoriales surgieron de un arduo
trabajo de recolectar datos de las revistas de la especialidad
de la época, y nos parecieron las necesarias
e imprescindibles.
El Comité Editorial estuvo constituido por prestigiosos
especialistas nacionales, a los cuales se agregó
una pléyade de expertos de América Latina y del
mundo, habitualmente ligados por lazos de amistad y
camaradería académica. Su tarea, además de prestigiar
con su nombre la Revista, era cooperar con artículos o
en la revisión por pares.
Sin embargo, quisiera participarles de algunos
aspectos más íntimos de nuestro núcleo de trabajo.
Las directrices generales y pormenorizadas del
Editor en Jefe, el Dr. Pedro Llorens, debían cumplirse
a riesgo de una corrección de su parte. El Dr. Llorens
tiene y tenía la virtud de no olvidar nada de lo que nos
encomendaba y pedía debida cuenta de ello.
El círculo de trabajo más cercano, estuvo marcado
por los Drs. Antonio Morales (Figura 3), Herbert
Altschiller y el autor de esta reseña. Sin embargo,
hubo también un personaje clave en esta aventura,
quien nos citaba nada menos que a su casa y precavía
además, una cena, ya que sabía que la tarea solía ser
larga. La Sra. Rosita de Altschiller (Figura 4), quien
además sabía idiomas, mucho de la informática disponible
a la fecha y de orden en los documentos y
archivos. La Sociedad y la Revista le debemos mucho.
¡Gracias Sra. Rosita!
Poco a poco fue tomando cuerpo y a editarse en los
tiempos estimados, lo que significaba una gran tarea
a la cual se sumó la Sra. María Cristina Illanes, quién
nos entregaba los documentos a corregir, y a quien
enviábamos el resultado de la revisión de pares, luego
de obtener las revisiones subsecuentes de lenguaje y
conceptuales y de la comunicación con los autores.
Finalmente, el producto terminado iba a la imprenta….
No pocas veces, pese a revisar varias veces,
alguna falta se pasaba y era necesario incluir en el
número siguiente una “Fe de erratas”. Hoy las faci-
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