Clasificaciones en Gastroenterología - ¿Cómo evaluar endoscópicamente un esófago deBarrett?: Criterios de Praga C&M, París y BING

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Clasificaciones en Gastroenterología 181 ¿Cómo evaluar endoscópicamente un esófago de Barrett?: Criterios de Praga C&M, París y BING Paula Calderón D.1, Max Andresen V.2, Gonzalo Latorre S.2 y Alberto Espino E.1 How to perform endoscopic evaluation of Barrett’s Esophagus? Prague C&M, Paris and BING criteria 1Departamento de Gastroenterología, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. 2Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Recibido: 02 de septiembre de 2016 Aceptado: 8 de septiembre de 2016. Correspondencia a: Dr. Alberto Espino E. Profesor Asistente, Departamento de Gastroenterología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Marcoleta 367, Santiago, Chile. Tel: +56 2 23543822 albertoespinomed@ gmail.com Gastroenterol. latinoam 2016; Vol 27, Nº 3: 181-186 Introducción La incidencia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) ha ido en incremento a nivel mundial. El diagnóstico de ERGE está asociado con 10-15% de riesgo de esófago de Barrett (EB). El diagnóstico de EB es sospechado endoscópicamente como una mucosa de color salmón mayor a 1 cm sobre la unión gastroesofágica (UGE) y confirmado por biopsias que evidencian metaplasia intestinal (MI). Los factores de riesgo asociados con el desarrollo de EB incluyen ERGE crónico (> 5 años), género masculino, obesidad central, edad sobre los 50 años, consumo de tabaco y raza caucásica. La importancia de esta condición radica en identificar adecuadamente quiénes tienen riesgo de adenocarcinoma esofágico (ACE), neoplasia que ha incrementado su incidencia a nivel mundial desde la década de los 70. El EB es el único precursor conocido del ACE, pudiendo la MI del Barrett progresar hacia displasia de bajo grado (DBG), luego a displasia de alto grado (DAG) y finalmente a ACE, lo que parece ser el resultado de una predisposición genética asociada a factores ambientales1-3. Desde que el EB fue descrito por primera vez en el año 1950 por el Dr. Norman Barrett, cirujano de tórax británico nacido en Australia4, hasta la fecha se ha avanzado significativamente en el estudio de su fisiopatología, factores de riesgo de ACE, tecnologías endoscópicas para optimizar su diagnóstico, protocolos de seguimiento y nuevos tratamientos. Las guías del American College of Gastroenterology (ACG 2016) y de la British Society of Gastroenterology (BSG 2014) recomiendan seguimiento endoscópico en pacientes con EB con biopsias aleatorizadas de 4 cuadrantes cada 1 o 2 cm para detectar displasia (protocolo de Seattle), además de biopsias dirigidas en áreas sospechosas bajo endoscopia de luz blanca. Estas biopsias deben ser procesadas y confirmadas por dos patólogos expertos. Esto significa un claro problema, especialmente en segmentos largos, lo que implica un procedimiento más laborioso y costoso. La displasia y ACE pueden no ser fácilmente distinguibles del EB no displásico. Además, si consideramos la variable distribución de la displasia y ACE puede implicar potenciales errores de muestreo. Estudios indican que las actuales guías no son ampliamente seguidas, con marcada variabilidad notada en la técnica e intervalos de seguimiento5-7. Por estas razones se han desarrollado y masificado técnicas de imágenes avanzadas tales como cromoendoscopia (índigo Carmín, azul de metileno, cristal violeta y ácido acético) y cromoendoscopia virtual (Narrow Band Imaging-NBI®, flexible spectral imaging color enhancement-FICE) que incrementan la tasa de rendimiento diagnóstico de displasia o cáncer en 34% según un meta-análisis8, buscando así prevenir el desarrollo del ACE avanzado y compromiso de linfonodos. Para optimizar esto el paso inicial fundamental es realizar una adecuada evaluación endoscópica del EB, el cual es el objetivo a desarrollar en este artículo. ¿Cómo evaluar una sospecha endoscópica de esófago Barrett de manera sistemática? Avances en la tecnología endoscópica, diagnóstico endoscópico y técnicas de toma de muestra, y el entrenamiento del endoscopista han mejorado la detección inicial y una precisa etapificación de neoplasia asociada a EB. El endoscopio estándar y la tecnología del procesador ahora permiten inspección con luz blanca en alta definición. Además, se han desarrollado modalidades de imágenes endoscópicas mejoradas (NBI®, BLI, FICE, i-SCAN) que pueden servir como técnicas de “bandera roja” para la identificación de alteraciones focales en la mucosa. Entre esas técnicas, el NBI® ha sido la más extensamente estudiada en el diagnóstico y evaluación del EB9. Sin embargo, independientemente de la técnica de imagen empleada, se debe hacer hincapié en aspectos básicos de la inspección endoscópica antes de tomar biopsias. Es muy importante que para todo paciente sometido a una endoscopia alta se consigne en su informe adecuadamente los tres hitos de la UGE, los


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