Aspectos éticos en la donación de órganos, más allá desólo generosidad

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Patología Hepática 1Médico Internista, Magíster en Bioética, Profesor Asociado S 76 Adjunto en la Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Recibido: 13 de julio de 2016 Aceptado: 24 de agosto de 2016 Correspondencia a: Iván Pérez Hernández. Lira 44, Santiago, Chile. Tel.: +56 2 2354 6412 ioperez@uc.cl Gastroenterol. latinoam 2016; Vol 27, Supl Nº 1: S 76-S 78 Aspectos éticos en la donación de órganos, más allá de sólo generosidad Iván Pérez H.1 Ethical aspects in organ donation, beyond generosity Organ donation for transplantation raises ethical dilemmas which demand a response from an anthropological vision respectful of the human person and his dignity. The ethical principles that should be respected primarily are: the defense of physical life, self-determination and non-instrumentalization of human beings. The act of donation is essentially altruistic and, as such, cannot be mandatory; consent process shall be ethically valid if it contains sufficient information and if is signed by a competent person, free of coercion. In the case of living donors, the act shall be lawful if there is an adequate relationship between the risks for the donor and the expected benefits for the recipient. Deceased organ donation occurs in two circumstances, when death is certified by neurological criteria (brain death) or by cardiovascular criterion (circulatory death); the latter usually occurs in critically ill patients in whom it has been decided to limit the therapeutic effort withdrawing life support measures. In decision-making at the end of life, physicians should always pursue the good of the patient, regardless of their status as potential donor; also, the medical team must have reasonable certainty that death has occurred when removing the organs. The person must always be treated as an end in itself and never as a mere means for obtaining other purposes, however laudable they may be. Key words: Organ donation, ethical dilemma, human dignity, brain death, circulatory death. Resumen La donación de órganos para trasplantes plantea dilemas éticos cuya respuesta demanda una visión antropológica respetuosa de la persona humana y su dignidad. Los principios éticos que deberían respetarse primariamente son: la defensa de la vida física, la autodeterminación y la no-instrumentalización del ser humano. El acto de donación es esencialmente altruista y, como tal, no puede ser obligatorio; el proceso de consentimiento será éticamente válido si es informado, suscrito por una persona competente y libre de coacción o coerción. En el caso del donante vivo, el acto será lícito en la medida que exista una relación adecuada entre los riesgos a que se somete el donante y los beneficios esperados para el receptor. La donación de órganos por alguien ya fallecido ocurre en dos circunstancias, según si la muerte se certifica mediante criterio neurológico (muerte encefálica) o por criterio cardiovascular (muerte circulatoria o en asistolía); este último caso ocurre habitualmente en pacientes críticos en quienes se ha decidido limitar el esfuerzo terapéutico suspendiendo medidas de soporte vital. Un correcto actuar médico siempre debe privilegiar el bien del paciente en la toma de decisiones al final de la vida, con independencia de su condición de potencial donante; asimismo, el equipo médico debe tener razonable certeza que la muerte ya ha ocurrido al momento de extraer los órganos. La persona debe ser tratada siempre como un fin en sí misma y nunca como mero medio para la obtención de otros fines, por muy loables que éstos sean. Palabras clave: Donación de órganos, dilema ético, dignidad humana, muerte encefálica, muerte circulatoria. Contexto del problema Cada día fallecen cientos de personas en espera de un trasplante de órganos. El número de receptores aumenta más rápido que el de potenciales donantes, lo que constituye un verdadero problema de salud pública1. En Chile, la tasa de donantes efectivos fue de 6,7 por millón de habitantes el año 20152, es decir 120 donantes, realizándose 331 trasplantes; mientras, hay cerca de 2.000 pacientes que esperan por un trasplante cada año. Tanto la provisión como la asignación de órganos plantean dilemas éticos cuya solución reclama


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