Page 51

gastrolat 2 2017

Imágenes en Gastroenterología 95 Una causa i nfrecue nte de sepsis i ntra -ab domi nal - J. Arnold A. et al. Nuestra paciente presenta al menos 2 de estos factores: diabetes y edad avanzada. Se ha relacionado además con trasplante hepático, quimioembolización transarterial, radiofrecuencia y metástasis hepáticas5-7 (Figuras 5 y 6). En nuestro caso no se ha identificado un claro foco infeccioso causal inicial relacionado con el origen del absceso hepático. Dentro de los elementos clínicos más característicos se encuentran: fiebre (69-90% casos), calofríos (69%), dolor abdominal (39-84%), ictericia (20%), hepatomegalia, signo de Murphy (16%), además de náuseas, vómitos, diarrea, ascitis, derrame pleural derecho, baja de peso y anorexia. Ningún signo se describe como patognomónico, por lo que siempre se requiere alta sospecha clínica para su diagnóstico2,4,8. Los hallazgos de laboratorio más frecuentes evidencian elevación de proteína C reactiva (100%), leucocitosis (74%), hiperbilirrubinemia (75%), incremento de fosfatasas alcalinas (71%), GGT (75%) y transaminasas (70%)2,4,7. La microbiología del absceso hepático presenta una alta variabilidad, desde monomicrobianos a polimicrobianos con o sin presencia de anaerobios, dentro de los cuales destacan Staphyloccoccus aureus, Streptococcus sp, Enterococcus sp, Fusobacterium sp, Escherichia coli, Pseudomona aeruginosa, Candida sp. Por otra parte, la Klebsiella pneumoniae ha adquirido cada vez más relevancia como agente patógeno en este último tiempo. En cuanto a la amebiasis, se considera que el absceso hepático corresponde a la manifestación extra intestinal más común de la infección por Entamoeba histolytica, presentándose en la mayoría de los casos como absceso único, siendo su ubicación más frecuente en el lóbulo hepático derecho. Dentro de sus características macroscópicas destaca un contenido sin olor, espeso descrito como “pasta de anchoas” o “chocolate líquido”. Se recomienda considerar en caso de viajes a zonas endémicas en los últimos 6 meses4,7,8. Se describe a la ultrasonografía (US) y a la TC como los principales métodos diagnósticos para el absceso hepático, ambas técnicas con sensibilidades que oscilan entre 96-100%. Es característico con el uso de la US, la detección de un contenido hipoecogénico con ecogenicidad central heterogénea, dependiendo de la presencia de septos o gas. No obstante, la US presenta hasta 25% de falsos positivos y 10- 14% de falsos negativos, por lo que se recomienda complementar con una TC para su mejor caracterización en relación a número, tamaño, ubicación y complicaciones que requieran un manejo quirúrgico de urgencia2,4. El tratamiento del absceso hepático depende principalmente del tamaño, número, uni-multilocularidad, origen y complicaciones, considerándose el manejo intervencional como primera línea, asociado a un Figura 5. Distintas rutas en la etiopatogenia del absceso hepático. Adaptado de Mavilia M, et al.2. Figura 6. Adaptada de Mavilia M, et al.2. esquema antibiótico empírico de amplia cobertura para bacilos gram negativos, cocáceas gram positivas y anaerobios, utilizándose en general (dependiendo de datos locales) cefalosporinas de tercera generación junto con metronidazol, o piperacilina/tazobactam en un contexto intrahospitalario. En cuanto a la duración, varía entre 3 a 8 semanas según la respuesta clínica e imagenológica. En algunos abscesos hepáticos, menores a 3 cm ubicados en zonas anatómicas no Gastroenterol. latinoam 2017; Vol 28, Nº 2: 93-96


gastrolat 2 2017
To see the actual publication please follow the link above