PDF | https://doi.org/10.46613/congastro2023-171
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LAGOS I1, CARVAJAL F1, PEREZ DE ARCE E1, MAULEN C1, ESTAY C1
1Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Santiago, Chile
Introducción: La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) predomina en población joven, sin embargo, una creciente prevalencia en adultos mayores ha llevado a mayor uso de terapia biológica (TB) en este subgrupo.
Objetivos: Describir características clínicas y tratamiento en mayores de 60 años con EII. Comparar pacientes que hicieron la transición a edad avanzada post diagnóstico, con aquellos que debutaron después de los 60 años.
Metodología: Cohorte retrospectiva de la base de datos RedCap EII de nuestro centro. Se realizó análisis descriptivo, y se compararon aquellos pacientes que debutaron antes (Grupo 1) y después de los 60 años (Grupo 2). Estadística: test chi2 y Mann-Whitney, considerando significativo p<0,05.
Resultados: Se incluyeron 84 pacientes (17% de la cohorte EII). Tabla 1; 48 tenían Colitis Ulcerosa (CU), 36 Enfermedad de Crohn (EC), 43 correspondieron al Grupo 1, y 41 al Grupo 2. El 71% tenía comorbilidades, condicionando polifarmacia en 20%. Las presentaciones más frecuentes fueron CU extensa y EC inflamatorio, sin diferencias entre los grupos en fenotipo, extensión y localización. Del tratamiento actual utilizado: 50% 5-ASA; 15% inmunomoduladores; 35% TB, 59% intensificada, 83% monoterapia. Adalimumab fue la TB más indicada (69%). Once pacientes permanecieron sin tratamiento de la EII, 8 de ellos por remisión mantenida. Hubo 27 EA, predominando infecciones (70%). No hubo diferencias significativas en la terapia ni en EA entre los 2 grupos. El Grupo 1 tuvo más cirugías (20% versus 8%, p = 0,004) y una tendencia a mayor hospitalización (56% versus 36%, p = 0.077) que el Grupo 2. No reportamos mortalidad.
Conclusiones: Un tercio de los mayores de 60 años utiliza TB, principalmente como monoterapia. Los EA infecciosos fueron los más frecuentes. No encontramos mayores diferencias entre los grupos estudiados. Considerar las comorbilidades, inmunizaciones y evitar la inmunosupresión innecesaria, mejoran la seguridad de las terapias en esta población.