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Guías Clínicas 160 GUÍA PRÁCTICA DE LA OMGE: OBESIDAD - L. Mathus-Vliegen et al. la (osteo)artritis (con un OR de 4,8 para los hombres y 4,0 para las mujeres), disfunción pulmonar que in-cluye el síndrome de hipoventilación de la obesidad, el síndrome de la apnea de sueño obstructiva, cáncer e incontinencia urinaria. Los obesos ancianos pueden también tener que lidiar con limitaciones funciona-les debidas a una disminución de la masa y fuerza muscular y un aumento de la disfunción articular, discapacidades de actividades de la vida cotidiana (instrumental) fragilidad y una peor calidad de vida. La obesidad es una causa importante de fragilidad (OR 3,5 en ancianos de 70-79 años de edad). La obesidad también tiene efectos beneficiosos, tales como una mayor densidad mineral ósea y un menor riesgo de osteoporosis y factura de cadera, ya que la grasa da un efecto de almohadillado adicional alrededor del trocanter que puede proteger de una fractura de la cadera, durante una caída. 3.3. Opciones de tratamiento en el anciano Se cuenta con una serie de opciones de tratamiento. Si están indicados en combinación o aisladamente depende de una serie de factores, incluyendo el riesgo, la preferencia del paciente y los recursos disponibles. • Intervenciones en el estilo de vida, que incluyen la dieta, actividad física y modificación del compor-tamiento. • Farmacoterapia. • Cirugía. 3.3.1. Intervenciones referentes al estilo de vida Las intervenciones del estilo de vida deberían consistir en una dieta con 500-1.000 kcal menos, con un suficiente cantidad de proteínas de alta calidad (1,0 g/kg) y una suplementación adecuada de calcio (1.000 mg/d) y vitaminas D (10-20 μg/d), así como suplementos, multivitamínicos y minerales, combi-nado con ejercicio y terapia conductual. El aumento de la actividad física y el ejercicio regular no son esenciales para alcanzar una pérdida de peso inicial, pero pueden ayudar a mantener la pérdida de peso y evitar que el peso vuelva a subir. La terapia conductual incluye un automonitoreo, plantearse metas, apoyo social, control de estímulos y prevención de recaídas. Los cambios en el estilo de vida de las personas de la tercera edad presentan desafíos especiales. Un aumento de la carga de enfermedades, una calidad de vida adversa, disfunción cognitiva y depresión, aislamiento, soledad, viudez, dependencia de otros e institucionalización, pueden dificultar ese cambio del estilo de vida. La discapacidad crónica y la reducción de la ca-pacidad física y del ejercicio pueden interferir con el aumento deseado de la actividad física. Los ancia-nos también deben enfrentar obstáculos tales como disminución de la visión y de la audición y recursos financieros limitados. La combinación de una dieta con un moderado déficit energético, aumento de la actividad física y modificación del comportamiento, lleva a una pérdida moderada de peso de 0,4-0,9 kg/semana o de 8–10% en 6 meses, con mejorías en las complicaciones mé-dicas relacionadas con la obesidad y disfunción física y se acompaña de una disminución del riesgo de com-plicaciones inducidas por los tratamientos. La eficacia de las intervenciones del estilo de vida tiene que ser valorada en estudios que incluyan sólo individuos ancianos o una gran proporción de este grupo etáreo. Las revisiones sistemáticas de interven-ciones de pérdida de peso en personas mayores de 60 han demostrado cambios significativos tales como una mejor tolerancia a la glucosa y funcionamiento físico, una reducción de la incidencia de diabetes de reciente aparición, e importantes beneficios para aquellos que tienen osteoartritis, diabetes, y coronariopatía. Un efecto negativo que se observó fue una leve disminución de la densidad mineral ósea y de la masa muscular magra. La investigación ha tendido a concentrarse excesivamente en los riesgos cardiovas-culares y no lo suficiente sobre los múltiples efectos de la obesidad en la movilidad, función vesical, salud sexual, estado de ánimo y calidad de vida, lo que determina la calidad de la vida cotidiana para los ancianos. 3.3.2. Farmacoterapia De los muchos fármacos que se han desarrollado para tratar la obesidad, la mayoría ha sido retirada del mercado y solamente queda Orlistat, actualmente aprobado para períodos más prolongados de adminis-tración en los pacientes con un IMC ≥ 30 kg/m2 y en pacientes con un IMC de 27-29,9 kg/m2 en presencia de comorbilidad relacionada con la obesidad. Orlistat, un inhibidor de la lipasa, bloquea la di-gestión y absorción de grasas hasta un tercio de la cantidad ingerida, provocando así un déficit energético de aproximadamente 300 kcal/día. La pérdida de peso con Orlistat es de 2-3 kg más y da lugar a una mejor tolerancia de la glucosa y de la presión arterial, depen-diendo de la tasa de pérdida de peso. Además, el Orlistat tiene efectos beneficiosos sobre la dislipidemia que son independientes de la pérdida de peso. Los efectos colaterales gastrointestinales in-cluyen flatulencia, incontinencia fecal, spotting oleoso, premura para defecar, esteatorrea, y calambres abdo-minales. Estos ocurren si se consumen comidas altas en grasas (> 20 g grasa/comida). Si bien la absorción de las vitaminas liposolubles se reduce con Orlistat, los valores nunca caen dentro del rango de deficiencia. Cuando se administran vitaminas liposolubles, tales como la vitamina D, éstas deben ser ingeridas 2 horas Gastroenterol. latinoam 2012; Vol 23, Nº 3: 154-164


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