Vince Varró 1921-2021. Homenaje a mi querido maestro

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Zoltan Berger F.1

Información y Correspondencia
Filiaciones
1Sección Gastroenterología. Departamento de Medicina. Hospital Clínico Universidad de Chile.

Recibido: 27-12-2022
Aceptado: 04-06-2022
©2022 El(los) Autor(es) – Esta publicación es Órgano oficial de la Sociedad de Anestesiología de Chile


Gastroenterol. latinoam. Vol. 33 Núm. 1 pp. 52-53|https://doi.org/10.46613/gastrolat2022001-06
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Alcanzó a cumplir 100 años, pero dos meses después, el día 20 de diciembre de 2021, falleció Vince Varró, figura fundamental de la gastroenterología y de la medicina interna en Hungría. Fue formador de generaciones de médicos, fundador determinante de una escuela que combinó la investigación básica y la buena práctica clínica, exigiendo los criterios científicos, objetivos en una época, cuando la “medicina basada en evidencia” todavía no existía. Fue presidente de la Sociedad Europea de Gastroenterología, gran investigador de la fisiología gástrica y la patología de úlcera. Muchas de sus publicaciones todavía tienen vigencia en la gastroenterología de nuestros días: en PubMed figuran 267 de sus publicaciones, sin hablar de numerosas otras obras, que incluyen el libro más usado de gastroenterología en Hungría – y también libros de literatura.

Entre los gastroenterólogos chilenos, pocos lo conocieron personalmente: hace bastantes años atrás, en 1971, estuvo en Santiago algunos días por invitación de Jorge Valenzuela y dio conferencia en la Universidad Católica. Un par de años después de ser nombrado como profesor titular y jefe de la clínica universitaria más grande de medicina interna, logró traer a Hungría el congreso de la Sociedad Europea de Gastroenterología en 1976. Organizó este gran congreso con 3.000 participantes en las salas de la recién renovada Galería Nacional de Arte, en el famoso Palacio Real en la colina de Buda, un ambiente excepcional. Abrió el congreso en el teatro de la opera en francés, hizo su discurso festivo en el banquete del congreso en inglés y el de recepción en alemán, tres idiomas que hablaba fluidamente además del húngaro y del serbio, sin embargo, podía conversar también en italiano y español. Su conocimiento de idiomas, su cultura y humor irónico ciertamente tuvieron importancia en su gran reconocimiento internacional: fue miembro del selecto grupo de “Gastro Club”, presidente de la Sociedad Europea de Gastroente- rología, y por supuesto, fundador y presidente de la Sociedad Húngara de Gastroenterología durante más de 10 años.

No era endoscopista, pero tempranamente reconoció la importancia del método y creó el centro más rápidamente desarrollado del país en endoscopía, incluyendo la colangiografía endoscópica retrógrada y papilotomía desde 1975, poco después de la descripción del método. No era hepatólogo, pero apoyó al grupo de investigación hepatológica en el hospital. No era pancreatólogo, pero encontró deficiente el nivel de conocimiento en pancreatología básica y clínica y nos animó y ayudó a formar el primer grupo de pancreatología básico-clínica en el país, que logró reconocimiento a nivel nacional e internacional. Por supuesto, no era informático, pero ya hace casi 50 años atrás inició trabajos en colaboración con los matemáticos sobre la digitalización de la información en investigación clínica, intentando acercar el método a la rutina clínica cotidiana, incluyendo a la endoscopía. Sus comentarios y sugerencias formaron parte fundamental del progreso de estos grupos de investigación. Era internista, en el mejor sentido de la palabra, apoyó los grupos de cardiología, nefrología, diabetología y otras ramas de la medicina interna, las cuales progresaron durante su jefatura y liderazgo.

Tenía un excelente instinto para evaluar a la gente, y elegir sus colaboradores. Era exigente, pero muy humano y ayudó a sus discípulos – quienes paulatinamente tomaron liderazgo en sus respectivas áreas de subespecialidad y asumieron como jefes de grandes centros hospitalarios de la región y de las sociedades científicas. Varios de ellos todavía están presentes en la dirección de sociedades científicas en Hungría y representan los valores de la “escuela-Varró”, sintetizando los criterios profesionales, científicos y también humanos. Guardo su recuerdo para toda mi vida, pero la forma de rendirle el más digno homenaje es entregar algo de su enseñanza aquí en Chile en la formación de futuros gastroenterólogos.