PDF | DOI: 10.46613/congastro2024-099
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Francisca Grandón Romero1, María Jesús Ballart Espinosa1, Rodrigo Nieto Ojeda2, Marcela Carrasco Gorman1, Tamara Pérez Jeldres1, Carolina Pávez Ovalle1, Cristian Hernández Rocha1, Manuel Álvarez Lobos1
1Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, 2Hospital Base San José de Osorno.
Introducción: La fragilidad es un síndrome multidimensional que lleva a un mayor riesgo de resultados adversos en salud. Es un proceso dinámico y modificable, con transiciones entre los 3 estadios: robusto, pre-frágil y frágil. La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) cuando es grave, se manifiesta con características asociadas a la fragilidad, como pérdida de peso, fatiga y sarcopenia. Los primeros estudios sobre fragilidad en EII se realizaron en un contexto quirúrgico y estudios posteriores la han asociado como un factor independiente a un mayor riesgo de mortalidad en EII. La gran mayoría de los estudios son retrospectivos y evalúan la fragilidad mediante diagnósticos asociados a CIE-10, lo que puede subestimar su prevalencia en pacientes más jóvenes. A la fecha, no existe consenso en la literatura sobre la mejor herramienta para medir fragilidad en EII. La escala SHARE-FI ha sido validada en atención primaria, incluso en menores de 65 años y comprende 4 preguntas y medición de fuerza muscular con dinamómetro. Objetivos: Establecer en forma prospectiva la prevalencia de fragilidad, y los factores asociados, en pacientes ambulatorios con diagnóstico de EII en un centro de salud universitario en Chile. Materiales y Métodos: Estudio descriptivo, de corte transversal que incluyó población adulta con diagnóstico de EII, en controles ambulatorios en la Red de Salud UC-Christus, entre octubre 2022 y octubre 2023. Mediante una pauta estructurada y entrevista protocolizada en cada paciente se obtuvieron los datos clínicos y de laboratorio, incluyendo un cuestionario de calidad de vida (IBDQ9). La fragilidad fue medida a través de la escala SHARE-FI. Se excluyeron pacientes embarazadas o en lactancia, pacientes con enfermedades crónicas descompensadas, infecciones extradigestivas activas, hemorragia digestiva de otra causa o cáncer activo. Resultados: Se reclutaron 64 pacientes, 62,5% mujeres, con una edad promedio de 42,3±13,6 años. La prevalencia de fragilidad se observó en 26 pacientes (40,6%), lo que incluye 20 pacientes pre-frágiles y 6 pacientes frágiles y 38 pacientes (59,4%) fueron robustos. La probabilidad de fragilidad en mujeres fue 4,2 veces mayor respecto a hombres (Odds ratio 4,2 [IC95% 1,3-13,4]). y tuvieron una peor calidad de vida medida (Odds ratio 4,29 [IC95% 1,39-13,21]). No se observó asociación entre fragilidad y tipo de EII, índices de actividad, uso de corticoides/terapia biológica, cirugías relacionadas a EII, crisis de EII con hospitalización en el último año o niveles de vitamina D. Conclusiones: La prevalencia de fragilidad (frágil y pre frágil) en nuestra población de EII fue del 40,62%. La fragilidad se asoció con sexo femenino y una peor calidad de vida, pero no con otras variables estudiadas como tipo de EII, hospitalizaciones o cirugías. Se requieren más estudios para diseñar intervenciones que optimicen el manejo y prevengan las consecuencias deletéreas de la fragilidad en esta población de pacientes. (FONDECYT#1211344).