PDF | DOI: 10.46613/congastro2024-034
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Ana Rosa Vásquez Cavalieri1, Rene Rojas Brain1, Paula Calderón Droguett1
1Clínica INDISA.
Introducción: Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII)
tienen un curso crónico, caracterizado por periodos de actividad y remisión, y
presentan una gran variabilidad interindividual en su evolución, lo que hace
necesario un manejo personalizado. Además, la incorporación de terapias
avanzadas en los tratamientos y la necesidad de un manejo integral ha hecho
indispensable la formación de equipos multidisciplinarios. Existe evidencia que
respalda el rol fundamental de una enfermera especializada en EII dentro de
estos equipos. En 2023, Clínica Indisa conformó su equipo de EII, en asociación
con su aprobación como centro prestador para el manejo de pacientes
beneficiarios de la Ley Ricarte Soto en terapia biológica, incorporando una
enfermera con 15 horas semanales dedicadas exclusivamente a esta patología.
Objetivos: Describir la labor de la enfermera en el manejo de pacientes
recibiendo terapias biológicas, así como su rol dentro del equipo
multidisciplinario en un centro de atención terciaria en salud. Método: Estudio
observacional descriptivo realizado entre enero y julio de 2024, basado en el
registro de todas las atenciones proporcionadas por la enfermera del equipo. Se
incluyeron y cuantificaron todas las atenciones presenciales o no presenciales,
evaluaciones, educación, reuniones clínicas, actividades formativas y entrega de
medicamentos entre otros. Se incluyeron todos los pacientes que ingresaron al
programa para inducción de la remisión con terapias biológicas en el servicio.
Resultados: En el periodo mencionado se controlaron 67 usuarios de terapias
biológicas: El 96% beneficiarios de la Ley Ricarte Soto y tres fuera de esta. De
estos, 28 pacientes correspondían a enfermedad de crohn (41,8%) y 39 a colitis
ulcerosa (58,2%), con una mediana de edad de 38 años (16 – 80). Un total de 23
pacientes recibieron terapia endovenosa con Infliximab, el resto subcutáneo,
siendo 30 con Adalimumab, 11 con Golimumab y 3 con Ustekinumab. Durante el
periodo de seguimiento, se realizaron 1.830 atenciones, de las cuales 1.315
fueron contactos directos con un promedio de 19,6 atenciones por paciente. El
88,4% de estas fueron vía correo o mensajería, y 153 correspondientes al 11,6%
fueron presenciales, dentro de las cuales se incluyeron entrevistas previas al
inicio de la terapia, visitas a pacientes hospitalizados, educación de la
administración de fármacos subcutáneos y entrega periódica de los mismos. Otras
funciones incluyeron: registro de pacientes, planificación mensual, coordinación
con farmacia para la entrega de medicamentos, organización de consultas médicas
e interconsultas según prioridades, solicitud y revisión de exámenes, gestión de
vacunas y coordinación con el servicio de hospitalización ambulatoria. Además,
de participación en una reunión mensual del servicio, cinco jornadas de
capacitación y participación en tres proyectos de investigación clínica durante
el periodo. Conclusión: La incorporación de una enfermera al equipo de EII juega
un rol fundamental en el seguimiento y manejo óptimo de estos pacientes. Este
estudio cuantifica la labor de esta y apoya la necesidad de contar con una
enfermera especializada con tiempo exclusivo y suficiente que permitan
evaluaciones periódicas de todos los pacientes con EII.